Máquina de Filtrar Vinos

AOVIFIL

 

Consumibles

Los sistemas de filtrado para vino —ya sean mediante cartones o placas— desempeñan un papel esencial en la estabilización y clarificación de los caldos. Estas máquinas, disponibles en modelos móviles o con ruedas, y con bombas fabricadas en distintos materiales, ofrecen una solución práctica y versátil para bodegas de todo tamaño.

¿Qué método se emplea para filtrar el vino?

Para depurar el vino de impurezas, se utilizan filtros de placas o bien capas de tierras filtrantes, como diatomeas o perlitas. En el caso de las placas, se recurre a hojas de celulosa con variados grados de porosidad, actuando como barreras que retienen las partículas no deseadas. Estos sistemas permiten modular el nivel de limpieza, adaptándose al perfil del vino y al momento del proceso enológico.

Los filtros de placas son idóneos para clarificar mostos y vinos con rigor técnico y eficiencia operativa. Dentro de esta gama se encuentran opciones para distintos caudales y niveles de retención, compatibles con procesos artesanales o industriales.

Fases para la filtración

Talco para Almazaras<br />
AOVIFIL

Filtración gruesa

En esta primera etapa, el vino aún presenta un aspecto turbio, aunque deja pasar la luz. Se trata de una fase preliminar que tiene lugar tras la fermentación o estabilización, donde se eliminan partículas de gran tamaño: células de levadura, cristales de ácido tartárico y restos de agentes clarificantes. La función principal aquí no es lograr un vino brillante, sino depurarlo de elementos visibles y preparar el terreno para filtraciones más exigentes.

Filtración fina

Una vez superada la fase inicial, el vino alcanza una apariencia clara y luminosa. En este momento, está técnicamente listo para ser embotellado. Por razones de seguridad, se aconseja instalar un cartucho de filtración de 3 μm (micras) en calidad absoluta justo antes de la línea de embotellado. Esta etapa busca reducir, en la medida de lo posible, la presencia de levaduras y bacterias, si bien su objetivo principal sigue siendo estético y funcional: obtener un vino brillante y limpio, sin comprometer su estructura.

Filtración estéril

Esta última fase representa el punto culminante del proceso de filtrado: el vino luce cristalino, sin levaduras ni bacterias. Es imprescindible cuando el vino contiene azúcares residuales o ácido málico no transformado —indicando que la fermentación maloláctica no se ha completado—. Se recomienda el uso de un cartucho de membrana con poros de 0,65 μm para vinos tintos, y de 0,45 μm para blancos, instalado justo antes del embotellado.

Este paso garantiza la seguridad microbiológica del vino, impidiendo que organismos indeseables alteren su sabor, lo enturbien o generen fermentaciones espontáneas en botella. Así, se asegura la calidad final del producto y su estabilidad durante la distribución y consumo.

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FILTROS Y SUMINISTROS GARCÍA FRESNEDA S.L
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